Koopa, de la Red al cielo

Internet ha revolucionado el mercado de la música hasta tal punto que un grupo musical puede llegar a lo más alto sin necesidad de lanzar un CD de plástico.

Ya sucedió con Maria Schneider (ganó un Grammy con un álbum que sólo se podía comprar en la Red) o con los Arctic Monkeys, récord de ventas tras su distribución gratuita por Internet.

Ahora es el turno de Koopa, un grupo de punk británico poco conocido en el país hasta la fecha, que ha sorprendido a todos al colarse en el puesto 31 de la lista de los Top 40 sin haber lanzado un disco (físico, se entiende) y sin una discográfica detrás, gracias a su single 'Blag, Steal & Borrow'.

La banda, formada por Joe Murphy y los hermanos Cooper, ha sido el último ejemplo que prueba una vez más el cambio que Internet ha provocado en la industria musical.

Tras haber colgado en su página web su single, 'Blag, Steal & Borrow', se han posicionado en una lista en la que hasta hace un mes sólo podían llegar a aparecer quienes hubiesen editado en CD, independientemente de sus cifras de ventas en Internet.

Murphy, uno de los componentes del grupo, cuenta las penurias en las que se han visto durante años ("en una ocasión hemos llegado a tocar para un hombre y su perro") y ahora son uno de las bandas más escuchadas. Habían rechazado alguna oferta de las casas discográficas por el temor, dice Murphy, a que su música se convirtiese en un producto comercial. "No queríamos ser fabricados". Incluso declaran que no creen que vayan a ser un fenómeno aislado, sino creciente. "Hemos tocado con bandas muy buenas que podrían hacer lo mismo que nosotros, y espero que lo hagan ahora", afirma Murphy, flanqueado por los hemanos Cooper (Stu y Ollie), también miembros del grupo. "Claro, que estas bandas no son las típicas que un sello discográfico incluye en el catálogo, pero ahora deberán fijarse en ellas, o ellas terminarán trabajando por su cuenta".

Koopa es muy crítica con los grandes sellos de discos. Ollie, de 19 años, comenta una entrevista que tuvo con un representante de un importante sello. "cuando me preguntaron qué haría si ellos me decían lo que tenía que hacer, les contesté que se perdieran y nos fuimos".

Ahora todo ha cambiado. Reciben llamadas de sellos (grandes y también independientes), y no descartan grabar un disco. "Ahora somos nosotros los que les decimos a los sellos: "debéis venir e impresionarnos, convencernos para que firmemos con vosotros", afirma Murphy.

No son los primeros en tener éxito a través de la Red, donde cada vez más nuevos talentos brillan con luz propia. Hace dos años, la compositora Maria Schneider ganaba un Grammy por un disco del que no vendió ni una sola copia en una tienda. Tan sólo dio a conocer su álbum, 'Concert in the Garden', a través de un servicio de distribución de música 'online' llamado ArtistShare y el galardón fue suyo.

La Red fue también la clave del éxito de uno de los grupos más importantes del momento, Arctic Monkeys, que establecieron el pasado año un récord de ventas, 363.735 copias vendidas en una sola semana.

Los ejecutivos de la música admiten que han sido muy lentos en canalizar la industria hacia la nueva realidad de la distribución 'online' mientras tomaban duras medidas contra las descargas, y que han perdido la oportunidad de ganar dinero limitándose sólo a la venta de CD.

Las ventas globales de música digital a través de Internet y del teléfono móvil se duplicaron en 2006 hasta generar unos beneficios de 2.000 millones de dólares (1.500 millones de euros), informaba la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) en su informe 'Digital Music Report 2007'.

Según el documento, divulgado en Londres, durante el año 2006 se descargaron de Internet 795 millones de canciones a través de servicios de pago, lo que supone un 89% más que los 420 millones alcanzados en 2005. Las ventas de música digital ya suponen el 10% del mercado de música vendida en todo el mundo. No obstante, durante el año 2006 se emprendieron acciones legales contra 10.000 casos de intercambio ilegal de archivos en 18 países.