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lunes, octubre 30, 2006

Rod Stewart está arrasando

A pesar de su empeño en trivializar su imagen a base de una cierta constancia en la frivolidad y de estar en el permanente punto de mira de los iconoclastas, Rod Stewart merece el respeto general, puristas incluidos, porque a lo largo de los años ha demostrado que alberga cualidades sólidas que han perfilado momentos musicales irrepetibles. Se presenta en el mercado español, su CD Still The Same… Great Rock Classics Of Our Time que lleva un mes de triunfo sin paliativos en el mercado de habla inglesa. No ha variado la fórmula de sus últimas entregas aunque sí el envase. Vuelve a hacer un CD de versiones que se aleja de los crooners americanos para centrarse en un lenguaje más cercano a sus raíces, el Rock & Roll. ¿Por qué habría de cambiar si la ecuación funciona? Toma prestadas canciones formidables. Las envuelve en los efluvios de su voz quebrada. Las remoza en producción moderna, y a vender como locos. Las cuatro entregas de American Songbooks le han deparado 17 millones de copias que, para un sesentón de vuelta de tantos "viajes", no está nada mal. La selección es exquisita, buen gusto nunca le ha faltado. Allí encontramos trece piezas estelares arrancadas de gente de tronío: John Fogerty ("Have You Ever Seen The Rain"); Bob Dylan ("If Not For You"); Cat Stevens ("Father & Son"); Van Morrison ("Crazy Love"); Gram Parsons ("Love Hurts"); Bob Seeger ("Still The Same"). El resultado ha desatado una agria polémica entre partidarios y detractores de Rod Stewart. A fuerza de ser sinceros, alterna versiones espléndidas como "I´ll Stand By You", "Everything I Own" o la nunca bien ponderada "Missing You", con otras dignas de mejor tratamiento y ocasión. No hay para tanto: el CD se deja escuchar sin suscitar grandes entusiasmos. No merece las exuberancias que le obsequian los críticos de plantilla de las discográficas, pero tampoco los reproches acendrados de sectores que aguardaban el momento de pasar factura por "tufillo hortera" con el que, consideraron, degradó sus credenciales obtenidas en Faces o con las obras soberbias de su discografía Gaoline Alley y Every Picture Tells A Story. La voz de Stewart, signo distintivo en su obra, es sometida a un tratamiento extraño. Suena sintetizada y en ocasiones provoca cierta perplejidad. Se percibe un arrastre de sonido poco natural, en contraste con el desgarro explícito a que nos tenía acostumbrados. El tiempo pasa, incluso para aquellos que pretenden ser emblemas de eterna juventud y bien merece la pena acompasar nuestras expectativas a las circunstancias reales de tiempo y espacio. No hay que sorprenderse del uso ajeno de canciones por Rod Stewart. Siempre lo ha hecho y sin nostalgias de pasados, consiguió enebrar melodías condenadas a la ignorancia colectiva, en el estrecho pasadizo del éxito rutilante. Tal fue el caso de "Sailing" (G. Sutherland), "Reason To Relieve" (Tim Hardin) o "I Don´t Want To Tell About It" (del trágicamente malogrado Danny Whitten). Sus composiciones tampoco son desdeñables. No nos dejarán mentir referencias del calibre de "Maggie May", "You Wear It Well" y la injustamente desapercibida "I Was Only Joking", maravilla que redime sus devaneos discotequeros y sus concesiones innecesarias a una industria que ni en lo bueno ni en lo malo le ha sido esquiva. Tiene talento, gusto, ganas y a pesar del hastío que las múltiples ediciones de éxitos ajenos pueda provocar, en tanto respete la dignidad que requiere la selección, no está demás el divertimento, ni para nuestros oídos ni para sus bolsillos. No hay que olvidar que, no en vano, los derechos devengados por autores con esta clase de productos suponen un refrendo de su valía, una pasarela al recuerdo y un suculento incremento de su patrimonio.